Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas
Buenos Aires, 27/11/2008
LGC Escribió:
Muy Amados Humitos (practicantes del Humorismo) todos:
Aquí comienza una gran serie de maravillosos conocimientos que corresponden al Subconsciente, al Mundo de Luz y a la Memoria de Vidas Pasadas (Regresiones) que, con la ayuda de este Maestro, todos los Humoristas deben conseguir lo antes posible.
Cada uno de estos archivos va a ir con el Nombre de la persona que revivió esa experiencia interna, la cual va a estar narrada con sus propias palabras. Cada envío corresponde a la visión que cada Humito tuvo al ir a su Subconsciente profundo, para mostrarnos tanto una de sus Vidas Pasadas, como lo que le ocurre a su Alma cuando, luego de la muerte de su cuerpo físico, ingresa al Mundo de Luz. Se trata de la más genuina, trascendente e importante información que un Maestro Espiritual debe hacer llegar a todos sus discípulos. Nosotros somos Almas habitando un cuerpo, y por lo tanto nuestro mundo es el Mundo de Luz. Porque el Mundo de Luz es el mundo donde el Alma se siente en su casa. Es en el Mundo de Luz donde el Alma es evaluada después de haber desencarnado. Es en el Mundo de Luz donde se acuerda la siguiente encarnación para todos nosotros. Y son las reglas del Mundo de Luz las que el Alma debe cumplir a la perfección a fin de no estar obligada a seguir reencarnando.
Esta es la etapa final de la enseñanza que este Maestro está dando, a todos los que lo soliciten, y que corresponde al Humorismo Superior. Por favor, escriban a quienes han tenido esta experiencia a fin de estimularlos para que sigan buscando más experiencias similares en otras Vidas Pasadas.
Amados, finalmente les ruego tener muy en cuenta toda esta maravillosa enseñanza, todas estas genuinas vivencias, porque es en base a ellas, que debemos irnos preparando para ingresar en el Mundo de Luz, ahora en el 2012. Acá en Buenos Aires, todos se estarán preparando intensamente con ese propósito. Espero que todos ustedes también lo hagan.
Miles de besos y abrazos para todos. Los ama.
LGC
Estas son las Experiencias de almas que han sido guiados por LGC y sus instructores para recordar sus Vidas Pasadas y vivencias en el Mundo de Luz.
Disfrute de estas maravillosas y transformadoras vivencias!!!
Todos los relatos se encuentran disponibles para descargar en pdf
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: SIL SANI
Sábado, 22/11/08
En esta oportunidad combinamos con Kakán que le pediríamos al SC que nos muestre todos esos momentos dolorosos y traumáticos en mí grabados. Como yo no sabía dónde ir a buscar, le tiramos el problema a mi SC para que éste nos ayude.
Una vez más Kakán me ayuda a ir profundo dentro de mi SC, y estando allí me indica que me detenga en cualquier recuerdo o situación que considere importante o dolorosa.
Después de un rato comienzo a sentir una gran angustia pero no sabía dónde estaba porque no se veía nada, estaba todo oscuro. De a poco me voy sintiendo más desesperada, escucho voces de gente, siento mucho miedo y más angustia. Me doy cuenta que estoy encerrada a oscuras en un lugar (el cual todavía no sabía donde era).
Kakán me saca de ese momento y me da la indicación de que me vaya unas horas antes de esa situación. Allí comienzo a ver un mar gigante; estaba en alta mar, estaba parada en el borde de un barco mirando hacia el horizonte. (Aquí la mente me hace la trampa de confundirme porque yo sabía que estaba en un barco y algo me decía “esto es como el Titanic”, no puede ser real, te confundís con escenas de la película). Pero como las escenas continuaban seguí viendo qué ocurría. De repente escucho un fuerte ruido que venía del mismo barco, como una gran explosión. El barco era bastante moderno, así que no sé en qué época o año ocurrió todo eso. Dicho barco era enorme, tenía 2 chimeneas gigantes de esas que están pintadas a rayas gruesas.
Continúo viendo qué sucede y veo que varias personas empiezan a correr desesperadas y a gritar. Como yo todavía no me daba cuenta qué ocurría me fui hacia la parte interior del barco y me meto en un camarote en el cual me quedo encerrada; poco tiempo después se apagan las luces, todo se movía mucho y me agarra esa desesperación y angustia. Ahí recibo nuevamente la indicación de Kakán de dejar lo que estaba viendo, de volver al tiempo presente y salí de práctica.
Hablando con Kakán, combinamos seguir investigando sobre esa vida, ¿Por qué estaba en ese barco, y sola? Así fue que nuevamente nos fuimos a investigar al SC profundo.
Por indicaciones de Kakán vuelvo a esa vida pero a los 5 años de edad. Comienzo a ver una casa grande, como una mansión o castillo antiguo, todo de ladrillos a la vista, había mucha vegetación ahí. Estaba en el jardín de esa casa con muchas plantas, mucho verde y ahí estaba mi mamá. Ella era una muchacha relativamente joven, rubia, tez blanca. Tenía un vestido ajustado al cuerpo en la parte de arriba y después de la cintura una falda bien acampanada y hermosa. Estábamos jugando en ese jardín y también había un bebé en su sillita o algo así. No tenía más de un añito.
Por algún motivo, en ese lugar una pared se derrumba de repente y caen todos los enormes escombros encima de mi mami y de mi hermanito. Allí estaba yo viendo todo y sin entender demasiado que estaba pasando pero lloraba mucho al verlos aplastados debajo de los escombros.
De allí Kakán me indica que me vaya a los 10 años; me veo en el jardín (creo que de otra casa, pero muy parecida) sentada en una silla, escribiendo en un cuaderno o haciendo una tarea. Había una señora que me daba clases en casa y me instruía. Mi padre era un hombre muy ocupado y de negocios y era poco lo que compartía conmigo, así que creo que me crié con la servidumbre o con alguna señora paga.
Kakán me pide que me vaya momentos antes de subir al barco y que vea ¿por que viajaba? Me veo frente a ese gigante barco, yo no quería ir, pero mi padre tenía que viajar por negocios y me llevaba porque era mucho el tiempo que se iba a ausentar por dicho viaje.
El barco era: la mitad llevaba carga y la otra mitad o menos de la mitad, pasajeros pero no muchos. No sé si llegábamos a cien personas.
Vuelvo nuevamente por indicación de Kakán a las escenas antes narradas, momentos antes del accidente. Me veo nuevamente en la parte de afuera del barco, mirando el mar, escucho ese ruido espantoso, la gente empieza a salir de la parte de adentro del mismo y a desesperarse. Mi padre estaba dentro en una reunión de negocios, así que entro a buscarlo y sin querer me meto en un camarote equivocado, allí me quedo encerrada y luego las luces que se apagan.
Lo que más me asombró de esta parte es que la segunda vez que revivo esta escena ya no siento ni miedo, ni desesperación, ni angustia. Cuando se lo comento a Kakán me pregunta ¿dónde estabas en ese momento, desde donde estoy viendo esa imagen? Ahí me doy cuenta que estoy arriba, alto en el aire. Me sigue pidiendo que le cuente lo que veo.
El barco ya estaba casi totalmente hundido, había un gran manchón de petróleo en el agua, algunos cuerpos flotando, y solo había unos 5 o 6 botes de madera con gente. Mi padre estaba en uno de esos botes, la gente estaba desesperada y buscando a sus seres queridos. Mi padre me buscaba en el agua y yo no estaba allí. Yo lo veía de arriba porque nunca pude salir de ese camarote.
MUNDO DE LUZ
Como seguía en el aire y viendo todo desde arriba, Kakán me da la indicación de que le contara cómo seguía todo desde allí, hacia donde me dirigía.
Gran sorpresa me llevé cuando, sin saber donde estaba, me vienen a recibir y a abrazar (por decirlo de alguna manera porque no he visto contacto físico) mi mami y mi hermanito. Ahí me agarró una gran emoción y sentí un gran amor por ellos. Kakán me avisa que estaba en el Mundo de Luz y que siga viendo qué ocurre y hacia dónde voy.
Comienzo a ver varias personas (no se ve el físico, se ven como espectros o un físico no definido totalmente y grisáceo) que iban pasando cerca de mí, algo nos llevaba hacia un mismo lugar, era como un río de almas impulsadas que flotábamos por el aire. Allí no había ningún tipo de sentimientos malos, ni nada, éramos todos conocidos, todos amigos, éramos todos familiares y como niños. (Eso se siente mucho, somos todos hermanos y viejos conocidos).
A lo lejos comienzo a ver una gran pirámide (cosa que también me llamo mucho la atención) y algunas de todas esas almas nos dirigíamos directo a la pirámide y otras seguían hacia otros lugares u otras formas que había por ahí (esa imagen no la tengo bien definida). Al llegar a la pirámide entrábamos atravesando las paredes (cosa que me causaba mucha gracia, allí todo es divertido, todo es asombroso). Dentro de la pirámide las paredes eran como de un vidrio o un cristal líquido y tornasolado. Era maravilloso! Todo tenía luz propia. Todo vibraba muy distinto a lo de acá, es todo mágico! En dichas paredes se veían como escenas de películas. Esas escenas eran sobre la vida de cada uno de nosotros. Si te parás frente a la pared ves si o si tu vida (la que acabas de dejar) y no podes zafar de verla, a donde dirijas la mirada la vas a estar viendo y eso les ocurre a todos, jajaja. Era muy gracioso porque entre los que estábamos ahí nos mirábamos porque todavía no entendíamos mucho lo que pasaba y de a poco nos íbamos dando cuenta cómo funcionaba jajá.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie están registrados bajo el ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: NATY
Vida de Ana Mc Gregor (al Norte de USA)
Infancia:
7 años
Me veo como una niña de unos 7 años; rubia, con rulos, delgada, tengo puesto un vestidito, y unos zapatos tipo botitas. Vivo en la casa principal de una granja de clase media. Siento una dicha gigantesca, y estoy llena de energía. Soy una niña inmensamente feliz, siento que mi alma se desborda de entusiasmo y estoy jugando con mis perros; uno de ellos es un cocker marrón y el otro es un perrito blanco con manchas negras. Siento un amor gigantesco por los perritos, los adoro con toda el alma. Ahora corro hacia adentro de la casa, subo las escaleras de la sala principal hasta el primer descanso de la misma, y desde allí, a través de una ventana, observo a los perritos que están afuera saltando y jugando; luego bajo corriendo las escaleras a toda velocidad; la puerta de entrada está abierta, salgo por ella y llego muy rápido a donde están los cachorros; me resulta muy divertido lo que estoy haciendo. Los perritos me saltan encima, me mordisquean y disfrutamos muchísimo.
También veo a una señora negra, alta, robusta y gordita que es mi Nana, la quiero mucho, es como mi segunda mamá. Corro a sus brazos y ella me alza. También soy amiga de su hijo Pedro, ambos tenemos la misma edad y jugamos mucho juntos.
Juventud:
18 años
Tengo 18 años y estoy en la sala de casa con mi Madre. Acabo de recibir una carta de mi Padre, que es un general del ejército de los Estados del Norte y se fue a la Guerra. Todos nosotros estamos a favor de la abolición de la esclavitud. Sé que vivimos en un Estado del Norte de USA, pero no recuerdo cual, y mi padre se fue al Sur, a combatir. Ahora tengo la carta de mi padre en mis manos y la estoy leyendo y siento que ella me transmite mucho Amor de mi Padre, siento que él nos ama mucho a mi madre y a mí, y nos extraña y yo también lo amo mucho y lo extraño, siento tristeza por la situación. Mi madre está muy triste y llora.
23 años
Ahora me veo con Pedro, el hijo de mi Nana. Es de noche, nos hemos encontrado los dos muy cerquita del Granero al aire libre. Estamos recostados en el suelo sobre el césped boca arriba; observamos el cielo hermoso con su fondo muy negro, y está totalmente cubierto de estrellas. Es un paisaje inconmensurable, y cuando miro al horizonte parece que las estrellas tocaran la tierra. Es habitual que nos encontremos allí de noche, siento mucho amor por él, el amor es muy intenso; los dos estamos muy enamorados, nos gusta estar juntos, pasamos horas y horas charlando, conversamos de la vida, de los sueños, de cosas hermosas. Ahora él me toma de la mano y luego comienza a acariciarme, es una sensación tan cálida, tan hermosa…, siento mucho cariño de él y ambos nos hacemos una promesa: y es que vamos a estar juntos por siempre. Me resultan muy osados y divertidos nuestros encuentros. A pesar de que en mi hogar no somos racistas, está establecido en la sociedad una diferencia de clases y no podemos expresar nuestro amor abiertamente, lo ocultamos de nuestros padres. Siento que amo y admiro profundamente como es él internamente, como es su alma.
Ahora Kakán me pide que describa cómo es él como persona y que describa como soy. Pedro es inocente, muy bondadoso, una persona sin malas intenciones, como un niño grande y muy servicial, ya que desde niño, por ser de raza negra, le enseñaron a ser muy servicial. Y como Ana soy como más autoritaria, más decidida, no sé si es valentía o tal vez es que soy más impulsiva, porque si hubiese sido por mí les contaba a todos nuestra relación con Pedro, soy muy jovial y alegre.
Nos hemos quedado dormidos, ahora está amaneciendo, y me han despertado los gritos desde lejos de mi Nana que me llama porque mi Madre, que ya estaba muy enferma, ha empeorado. Ahora sé que mi Padre murió en la Guerra y mi madre desde ese entonces enfermó y ahora está por partir. Pedro va al pueblo a buscar al médico y yo estoy con mi madre. Siento mucho cariño por ella, estoy triste por ella, porque está enferma, pero no siento que estoy sufriendo por su partida, creo que es lo mejor y siento que ella se va a ir a reunir con mi Padre.
Ahora veo que hemos enterrado su físico en un cementerio, y veo su lápida al lado de la de mi Padre. Kakán me ayuda para poder ver mejor los nombres y fechas de las lápidas, me cuesta un poco verlas y luego leo: Josh McGregor 1805-1836 y Emma McGregor 1808-1842.
28 años
No sé en que momento fue, pero le hemos contado a mi Nana, (la mamá de Pedro), de nuestra relación. Y a ella se la ve muy preocupada, muy afligida, y nerviosa, tiene mucho miedo porque todavía hay quienes están en contra de los negros y si descubren lo nuestro pueden matarlo en venganza a él, a mi Nana, a todos y hasta mí, por ser blanca y relacionarme con alguien de raza negra. Mi Nana está muy triste y nos abraza a los dos con mucho Amor, me siente como si también fuera su hija.
Práctica día Martes 09/12/2008
Kakán me ayuda a entrar bien profundo en mi Subconsciente y me indica que vaya atrás en el tiempo, que me dirija a la vida de Ana en el momento en que nos estamos despidiendo con Pedro. (En la práctica anterior ya había visto algo de esa despedida).
……28 años
Es de noche y estamos en el Granero con Pedro; la luz es bastante tenue y proviene de una lámpara de kerosene. Él me dice que se va a ir, que es muy peligroso para todos el que él se quede, yo no quiero que lo haga y trato de convencerlo, pero él ya tomó la decisión. Nos abrazamos muy fuerte; coloco mi cabeza en su pecho y me siento inmensamente protegida. Siento como si todo el Universo se concentrara en ese abrazo nuestro. Empezamos a besarnos; luego él comienza a desabrocharme la blusa y yo le voy desprendiendo los botones de su camisa y así continuamos desvistiéndonos, cada vez más apasionados, mientras nos recostamos en el suelo. Siento sus manos como si fueran fuego en mi piel. Siento un muy gran amor en el pecho, ambos nos tenemos un Amor tan, tan profundo que va más allá de las caricias, del contacto físico, siento como si fuésemos una sola persona, siento mucha unidad con Pedro y es como si el tiempo se hubiese detenido, como si lo único que estuviera pasando en ese momento era que estaba con él y nada más existía, además los dos sabíamos internamente que nos estábamos despidiendo. Ahora despierto y ya es de día. Pedro ya no está a mi lado y me ha dejado una nota que dice que me va a amar por siempre. Luego me entero que también le dejó una nota de despedida a su mamá, mi Nana. Ella ya sabía que él se marcharía.
9 meses después aproximadamente….
(Continúa….)
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
2.Natalia Bertola: “Vida de Ana en el norte de USA.”
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: VENE
Miércoles, 26 de noviembre del 2008
En el tiempo de las Pirámides
Niñez:
En esta etapa tengo como 7 años de edad, soy una niña de tez aperlada, con cabello negro, uso como una túnica y unos zapatitos raros. Estoy en Egipto, en una ciudad con pirámides; me veo tocando con las manos, unos símbolos en unas pirámides; son dibujitos, algunos de ellos muy bonitos, a mi me encantan. En la pirámide también veo estatuas de dioses, y de gatos; veo jarrones, y cosas de oro. Sé que no está permitido entrar a estos lugares, pero entro sin que me vean, porque me encanta ver los símbolos.
Kakán me guía. Avanzo algo en el tiempo y veo la ciudad; las casitas son como de piedra, en el camino me encuentro a mi mamá; ella es muy bonita, vamos a la casa y ahí estaba mi papá; me abraza y me pica su barba. Mi mamá trabaja en las pirámides, por eso puedo entrar y conozco cómo hacerlo. Mi papá trabaja cargando cosas pesadas.
Avanzo a los 10 años, me veo jugando con unos niños en la arena, que es caliente en los pies. A lo lejos se ven plantitas, se ve verde, como un oasis y un río. En la ciudad la comida escasea pero a nosotros, por trabajar en las pirámides, nos va un poco mejor. La comida es algo como pan o unas frutas, que no veo muy bien porque están en la mesa. No hay escuela, la escuela es para los de las pirámides. Hay un señor que nos enseña los símbolos y nos ayuda a comprenderlos pero no le entiendo muy bien lo que me dice. Avanzo más y me veo de 15 años, estoy toda extrañada porque acabo de ser señorita, mi mamá se ríe mucho de mí, y me empieza a explicar varias cosas acerca de la menstruación, ya que yo no sabía nada de nada; a mí no me gusta esto que acaba de ocurrirme.
Adultez.
Tengo como 20 años, soy bonita, delgada, sigo trabajando en las pirámides, traemos y llevamos comida, o alguna cosa que necesiten ahí; a mí me gusta un chico de las pirámides que es como de la realeza; él también me miraba mucho, pero no pasó nada ahí entre nosotros. A esta edad ya estoy en tiempo de casarme y hay varios chicos que querían casarse conmigo. Más adelante en el tiempo, me veo casándome con un chico al que no quería mucho que digamos; nos vamos a vivir a una casa más chica, él casi no esta ahí conmigo.
Más adelante quedo embarazada, y me adelanto en el tiempo hasta el día del parto, siento dolores muy fuertes, en el vientre, me duele mucho, me agarro de alguien que estaba a mi lado, y me sujetan entre varios; hay varias personas ayudándome, me duele muchísimo, tengo que pujar para que salga el bebé. En un rato más escucho que llora; lo escucho y me siento tan cansada, me lo traen para que lo vea y es tan chiquito, tan dulce y me lo quitan para que descanse, y me duermo. Al día siguiente, le estoy dando de mamar; él chupa muy rápido y me duele un poco; me tengo que acostumbrar a que mi bebé haga eso.
Me adelanto un año y mi niño juega en la casa, mi esposo nunca está, casi nunca está ahí conmigo, mi mamá ya murió, también mi papá. Me siento muy sola. Casi no tengo tiempo para estar con mi hijo, porque trabajo mucho, y quisiera estar más con él.
Vejez.
Me adelanto como a los 40 años de edad o más, y ahí me veo más viejita, solita; mi hijo sale mucho a la calle, la ciudad se vuelve más insegura, y todos se tienen que cuidar de todos.
Me adelanto a unos años más, antes de desencarnar y me veo en la cama, sola, ya viejita. Mi hijo ya se había casado y tenido sus hijos y estoy sola en mi cama, estoy canosa, con arrugas, ya viejita, viejita; siento que la energía se me va, que se va la vitalidad, me siento con menos fuerzas cada vez; tengo la sensación de estar enojada conmigo, por no haber estado con mi hijo, por no haber hecho todo lo que quería hacer, por no haber aprovechado mi tiempo, sobre todo el no haber estado más con mi hijo.
Y de repente me voy; mirando el cuerpo, veo al cuerpo ya sin vida, me siento libre, me siento sin peso, ligera, ligera. Me siento atraída por una luz grande y hermosa, muy brillosa, es una luz familiar, una luz que me jala.
Mundo de Luz:
Y de repente me veo en otro lugar, un lugar totalmente luminoso. Vienen a recibirme muchas personas, todas me parecen familiares, veo de inmediato a mi mamá y a mi papá, como si todos fueran mis hermanos, como si a todos los conociera, nos dividimos en grupos; unos nos vamos con unos seres luminosos muy grandes y otros se van con otros seres, hay edificios de todo tipo; bueno, no son físicos, sino de energía, de luz, los hay como en forma de pirámides y otras que no están definidos; todo tiene luz, los seres más grandes tienen aun más luz, todos nosotros somos almitas, no hay nada físico, o algo que se parezca físico. Nosotros somos muy transparentes, se ve a través de nosotros, los sentimientos y emociones son transparentes, se siente tanto amor, tanta dicha, es como un juego; si estamos enojados también se ve en nosotros.
Todos nos sentimos como niños, flotamos, también hay ciertas almitas que al ingresar al Mundo de Luz quieren irse de inmediato, quieren regresar al plano físico, pero la mayoría nos sentimos como en casa acá en este mundo tan lleno de luz; en mi grupo entramos a un edificio, con ciertos Guías o seres de luz que nos dicen por dónde irnos y nos señalan a dónde movernos; de ahí me voy con uno de ellos, y entramos a otro cuarto, ahí empiezo a ver como en una pantallita pero ubicada en la pared, que era toda llena de luz, toda mi vida pasada y él me da la oportunidad de ver los errores que he cometido; me dice que no debí sentirme tan sola, que debí haber amado más; me marca mucho sobre el amor, y yo me doy cuenta de que sí es así, de que debí de haber hecho más cosas con mi vida y no trabajar tanto, él me transmite esas palabras con tanta dulzura, con tanto amor, porque todo es mental y telepático, y yo tengo la sensación de que debí de haber hecho aún más cosas, todo el amor que se siente en el Mundo de Luz es maravilloso, te envuelve todo el ser.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie están registrados bajo el ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: YEYA
Domingo 30/11/2008
Negrita en África
Niñez: Esta vidita que acabo de ver con Kakán sucedió en África, no sé muy bien por que años fue que pasó, pero recuerdo que mi nombre era Maya. Lo primero que ví fue que estaba en la pancita de mi mamá; unos minutos después ví que ya había nacido; ví mucha gente alrededor de mí; mucha gente estaba pendiente de mi nacimiento. Ví que cuando era chiquita, yo tenía muchos hermanos y yo era la menor; jugábamos mucho, mucho; toda la tarde nos la pasábamos jugando a cualquier cosa; ya muy cansados de tanto jugar, en la nochecita, íbamos todo el montón de hermanos y le decíamos a mi mamá que teníamos mucha hambre, y ella solo nos decía que nos fuéramos a dormir, que cuando llegara mi papá con la comida ella nos despertaba.
Adolescencia: Cuando tenía alrededor de 15 o 16 años, mi papá me llevó a dar un paseo y me presentó con un señor; después de unos minutos el señor y mi papá se despidieron, y mi papá me dejó ahí; me dijo que lo tenía que hacer por que necesitaba el dinero para darle de comer a mis demás hermanos; yo solo lloraba y le gritaba que no me dejara, y por más que quería, nunca me pude zafar de aquel hombre que me había comprado. El señor, ya que se había ido mi papá, me tiró al suelo, me empezó a golpear y a abusar sexualmente de mí. Él nunca me dejaba hablar con ningún hombre y con muy pocas mujeres; ya todos en nuestro pueblo sabían cómo era él y conocían su carácter.
Adultez: Ya a la edad de 25 o 26 años el hombre que me compró seguía abusando de mí, cada vez que quería; yo vivía muy triste pero sin poder hacer nada para cambiar las cosas. Yo iba a comprar las frutas o la comida, 3 o 2 veces por semana y, de repente, un día me paré en un nuevo puesto de frutas, y conocí a un chico de piel blanca, cabello café, delgado y muy guapo; en ese instante lo reconocí: es Alberto en esta vidita; y bueno yo seguí yendo como de costumbre a comprar las frutas y verduras, sólo que ahora las compraba con ese chico que, cada vez que lo veía, me hacia reír mucho; y así día con día de seguirlo viendo nos enamoramos muy profundamente uno del otro, y decidimos vivir nuestro amor a escondidas.
Cada vez que iba a comprar las frutas me trataba de escapar el mayor tiempo que pudiera, para poder estar con él; también en las noches cuando salía a recoger agua de los pozos me veía con él a escondidas; estábamos muy enamorados el uno del otro. De repente, un día que salí a hacer las compras de la fruta, estaba escondidita con este muchacho y nos estábamos dando un beso, y un niño nos vio y le fue a decir a mi marido; y todo el pueblo se enteró y me empezaron a arrojar piedras, todos los del pueblo; después de un rato de arrojarme piedras, mi esposo fue y me recogió del suelo, me llevo hasta la casa, y con un cuchillo me hizo una herida algo grande en la frente; yo en ese instante ya no supe que pasó con ese chico del que estaba enamorada. Después de eso, mi esposo me mantuvo encerrada, no podía salir nunca de la casa.
Vejez: Teniendo ya como unos 60 o 65 años aún seguía pensando en esa persona de la que me había enamorado mucho; viví todo el tiempo preocupada por saber qué había sido de él; tenía la sensación de que lo habían matado después de todo el alboroto, pero en realidad nunca lo supe; un día estaba muy cansada y ya harta de estar encerrada en esa casa, me decidí a salir; recuerdo que en el instante en el que salí, apenas había visto la luz del sol, sentí que algo me había picado el cuello; después sólo ví mi cuerpo ya sin vida tendido; me había atravesado el cuello una flecha. Ese hombre había colocado una trampa para matarme cuando yo saliera.
Mundo de Luz:
Al ver mi cuerpo ya sin vida, el primer sentimiento que experimenté fue de libertad, ya que casi la mitad de mi vida había tenido que pasarla encerrada, sin siquiera poder ver la luz del sol. De repente, ví como un camino lleno de luz al cual me sentía muy atraída; lo seguí, y al llegar al fin del camino, sólo ví aún más luz y personas sin un cuerpo definido, que me estaban dando la bienvenida; sentía como si me estuvieran dando abrazos o me estuvieran dando palmadas en el hombro; me parecía muy gracioso ya que verdaderamente no hay cuerpos; se les distingue el alma pero no hay nada físico que tomar, es todo como energía. Me quedé muy sorprendida viendo como edificios; algunos altos, otros más pequeños y algunos con símbolos.
Después de un rato de estar viendo todo el paisaje, las personas, los enormes seres de luz llenos de mil colores indescriptibles, me toma del brazo una persona, un almita y me lleva hacia un cuarto donde hay otros seres de luz, y también muchas más almitas; ahí, un ser de luz muy luminoso, se me acerca y me dice, que en esa vidita que viví, sí amé y mucho pero que aún así me faltó ser más insistente, más determinada, demostrar aún más todo ese amor que estaba. Me dijo que mi gran error fue que cuando me alejaron de esa persona a la que amada, viví muy triste, muy preocupada; que esos sentimientos no los debí de haber sentido, que mi amor hacia él debió ser más libre y sin tantas ataduras, ni tristezas; me dijo que debía descansar por ahora, pero que por esos errores cometidos debía de volver a encarnar, y después se fue.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie están registrados bajo el ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: MARI
Profesora de Matemáticas
28/11/08 y 29/11/08
Niñez: Kakán me indicó que me fuera atrás en el tiempo y me situara a los 5 años de edad, de esa encarnación. Me veía en una hermosa casa, amplia, con una enorme escalera, gran sala de estar y un poquito hacia atrás un hermoso parque. Estaba con mi familia de ese entonces, mamá, una mujer alta, delgada, cabello oscuro y tez blanca. Ella permanecía durante todo el día haciendo distintas labores de ama de casa. Se sentía mucho amorcito de su parte. También estaba papá, un hombre alto, alto, flaquito y medio seriote, aunque también sentía que me amaba mucho. Y finalmente dos hermanos, a quienes se los veía celosos de mí, ya que en ese momento era como el centrito, estaban así medio con trompita. En esa familia realmente se sentía mucho, mucho amorcito y una gran liviandad en todos sus integrantes.
Nos adelantamos un año más en el tiempo y ahora con 6 años de edad me veía lista para ir al jardín. Con la mochilita colgada, el uniforme y dos colitas en mi cabello. Papá nos llevaba, a mis hermanos y a mí, a la escuela. Íbamos en un auto color oscuro, medio cuadradote, tal como uno viejo de esta época actual, pero en su momento al igual que todo lo existente, resultaba muy nuevo. (Kakán me indico recordar bien el auto así se lo podía ubicar fácilmente más adelante). Yo jugaba mucho en el jardín, disfrutaba con todos mis amiguitos, estaba muy contenta.
Luego avanzamos más en el tiempo, a los 10 u 11 años, a algún cumpleaños o fiesta de fin de año. Y así fue que me encontraba festejando mis 10 años de edad, con un montón de compañeritos en casa, mamá, papá, mis hermanos y por primera vez conozco a mis abuelos. Al momento de soplar las velitas, veo grande el número 10 y abajito el nombre Micaela.
Adolescencia/Juventud: Nos adelantamos más en el tiempo y nos ubicamos en mis 15 años de edad. Me encontraba en mi cuarto, recostada en la cama. Una linda habitación, con “televisión” y montones de muñequitos. Me gustaba un chico y toda esa gran liviandad de la niñez se fue estructurando, y me sentía encadenada.
Luego me ví con ese chico, abrazados, caminando por un parque y en ese mismo momento sentí que ya lo conocía. Traté de saber quién era, pero no me fue posible. Internamente sentía que mi amor por él no era muy grande, lo quería y estaba bien, pero nada más.
Para completar un poquito más, nos dirigimos a mis 20 años de edad, donde me veía en la habitación, tal cual como a los 15 años, estudiando, con varios libros y apuntes a mi lado. Luego avanzamos hasta mis 21 años donde me ví en una fiesta de egresados, recibiendo un diploma en forma de rollito, en esa oportunidad vestía un traje oscuro largo de pies a cabeza y un sombrerito cuadrado con unos pelitos que le salían de la punta. En ese momento, reconocí el nombre del establecimiento como “High School” y revisando un poquito más supe que estaba en Estados Unidos.
Al año siguiente me ví conversando con un grupo de amigas, sentía mucha liviandad en el alma, ya que estábamos tratando temas trascendentales y las cinco éramos muy compañeras.
A los 23 años de edad, observo que mi novio me pasa a buscar por ese parque y nos vamos juntos para su casa. Conozco a sus padres, un señor alto, con rulos y barba, y a su madre, una señora bajita, gordita y muy agradable.
Adultez: Avanzamos en el tiempo y me encuentro con todos los preparativos para la boda. Ratito después en la iglesia, nos estábamos casando, al finalizar la ceremonia hubo mucho arroz volando por los aires, fiesta, etc., pero esta almita, en lo profundo de su ser comenzó a sentir una gran angustia que se hacia más intensa cada vez. Presentía que algo en su marido no andaba bien.
Nos adelantamos a la luna de miel. Entramos en una especie de mini departamento con vista a la playa, el lugar era muy tranquilo y no se observaba gentita. Nos tiramos en la cama, jugábamos, me besaba con mucha risa, muy lindo, a mí me gustaba, pero internamente sabía que algo en él se iba agravando, sentía un gran dolor en el pecho.
Nos adelantamos aún más en el tiempo y nos vi, parados en la sala principal de la casa de mis padres. Mi marido estaba ya muy consumido, sin fuerzas, sin ánimo de vivir y esta almita por dentro se caía a pedazos… aunque no lo exteriorizaba, no podía entender cómo él no luchaba por su vida, por seguir adelante, por enfrentar y superar toda esa situación que le estaba tocando vivir. Nosotros éramos muy distintos, Micaela en esa encarnación: una mujer entusiasta, alegre, juguetona, con ansias de superarse, y su marido, una personita muy tranquila, así medio quedada.
Luego avanzamos más en el tiempo, me sitúo a mis 34 años de edad y me veo en la universidad corrigiendo evaluaciones, pero internamente, sin ese gran entusiasmo que me caracterizaba. En ese momento supe que mi marido había desencarnado tiempo atrás es por eso que nos dirigimos al momento de su entierro, tenía 31 años.
Mi marido había desencarnado, había bajado los brazos y se dejó ir. La gran angustia de esta almita me resulta inexplicable y fue en ese mismo instante que, al dolor del pecho, se le sumó un retorcer de mi estómago y mucho dolor de garganta… estaba reviviendo todo eso nuevamente, lágrimas caían de estos ojitos, me sentía muy, muy mal, muy angustiada, no podía salir de esa situación… mis hermanos me acompañaban, mientras en ese especial estado, esta almita tomaba conciencia… en ese momento pude darme cuenta de que quizás si no hubiese sido tan dependiente de él, mi reacción hubiese sido mucho más liberadora; en ese momento pude darme cuenta que debí haber actuado tal como yo quería, sentía, deseaba, sin estar tan atenta a sus necesidades, ya que me estaba atando, debí de haber vivido más libremente; en ese momento pude darme cuenta que si no me hubiese apegado tanto a él, todo ese gran sufrimiento feo, no sería vivido.
Vejez: Avanzamos más y más en el tiempo y ví como iba transcurriendo mi vida. Aquel físico estaba ahora lleno de arrugas y toda esa hermosa vitalidad, consumida… en un momento, me ví sentada en una silla, apoyada en la mesa, lentamente me iba saliendo de este cuerpito prisión sólo por vejez, a mis 86 años de edad. Estimando que quizás había nacido en 1893.
Mundo de Luz:
Me alejaba cada vez más, muy contenta, mientras bailaba y gozaba nuevamente de esa gran libertad que significa estar fuera de un cuerpo físico. Mí alma se encontraba 100% dichosa, muy, muy feliz de haber alcanzado esa anhelada liberación del físico. Me sentía tal como una niña, jugando, danzado, me dirigía hacia esa maravillosa Divina Luz que me atraía por completo.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie están registrados bajo el ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: KARI
Regresión geisha 29-11-08
- Me voy atrás en el tiempo, estoy en mi habitación, me paro frente a un ropero grande, en él guardo mis atuendos, todos son largos y angostos. Tengo muchos, todos están colgados; en la parte inferior del ropero guardo mis zapatos, algunos son como zuecos, pero tienen un agujero en el medio del tacón, son extremadamente altos, y nada fácil de llevar. También tengo zapatos puntiagudos…
- Kakán me pregunta qué hago, cuáles son mis actividades. Me encuentro sentada en mi cama, la cual es de dos plazas, alta. Es obligatorio leer acerca de las normas de comportamiento que debe seguir una geisha, pero mi preferido es un libro que no tiene nada que ver con protocolos, es un libro que está escrito en chino, se lee de derecha a izquierda, es un libro de filosofía oriental. Se acerca una dama a mi habitación, yo me doy cuenta y escondo el libro debajo de la cama, ella no me debe descubrir. Cambia el escenario y me encuentro barriendo un pasillo, luego me dirijo a la cocina y ayudo a una persona que es la encargada de cocinar.
- De pronto me veo en mi habitación, me estoy preparando porque tengo una reunión, me pongo un atuendo largo, me recojo los cabellos, me armo un rodete que es sostenido por dos palos de bambú, y me pongo una esencia cuya fragancia es similar a la de las naranjas. Me viene a buscar la dama, la que está a cargo del lugar en donde vivimos todas las geishas, camino con pasos cortos, mi cintura está ceñida por las fajas, y mis zapatos son altos, demasiado para mi gusto. El carro en el que nos subimos es llevado por un hombre, sus pies están descalzos, y en su cabeza lleva un sombrero, del mismo caen pajas. El carro es chico, sólo caben dos personas, no se me está permitido mirar hacia afuera, igual el carro tiene grietas, y yo espío… tratando de que la dama no se dé cuenta. Al bajar del carruaje tapo mi rostro con un abanico, entramos a una edificación y nos remitimos a una habitación, en ese momento me despido de la dama.
- En esa habitación hay una mesa ratona, alrededor de la cual están sentados seis hombres, yo me ubico al lado de uno, me saco los zuecos y me siento de rodillas, apoyada sobre mis talones; el abanico cubre parte de mi rostro, tapa mi nariz y mis labios, sólo se ven los ojos. Llegado el momento me levanto, pues tengo que servir, me retiro unos instantes y vuelvo con una bandeja, la cual tiene vasijas pequeñas, las cuales contienen un líquido que es algo así como un aperitivo.
- Luego de servirles a todos, yo también bebo, soy cuidadosa en mis movimientos pues las formas son lo más preciado. Uno de esos hombres que se encuentra a la mesa sentado es de tez blanca, y lleva bigotes, debe ser americano o europeo. Ellos hablan de negocios, yo jamás emito palabra. Terminada la reunión me busca la dama, llueve, y el hombre del carruaje sigue descalzo, la calle es de piedra, yo me cubro con un paraguas pequeño, muy pequeño, subo al carro y nos vamos.
- Llego a mi casa, estoy un poco mojada, me dirijo a mi habitación, y me saco la ropa mojada, y me pongo un pantalón que me llega hasta la rodilla, y una camiseta. Luego me dirijo a la cocina, y me sirvo arroz, le hecho una salsa, para que sea más sabroso y bebo un té en una taza pequeña.
Adolescencia
Kakán me indica que retroceda hasta los veinte años. A esa edad estoy estudiando, leo libros, son muchos los que tengo, uno es de latín. Veo que me miden la cintura, ya que debo tener cintura fina. Asomo mi rostro a una vasija de la cual salen vapores de esencias que son utilizadas para mantener la piel suave. El cuerpo y la estética son valores muy cuidados entre las geishas. Me veo sumergiéndome en una tina, la cual sólo está apoyada en el suelo por su parte central, sus extremos están en el aire. La misma se encuentra llena de pétalos de flores. Permanezco poco tiempo allí.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie están registrados bajo el ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: CINTIA
Lunes 08/12/08.
Regresión de Carlos
Nacimiento.
Siento esa fuerza que me impulsa a salir, veo una luz intensa; aparecen rostros, luego mamá Angélica, cuya tez es trigueña, ojos marrones, cabellos rizados; papá Rodolfo con sus ojos castaños, tiene bigotes y su color de piel es blanca. Siento el calor del amor por todas partes, también la dicha con que me reciben parientes, de los cuales sobresale un tío que en esta venida sería alguien muy especial. Me nombraron Carlos; siento que prefiero tener mis ojitos cerrados porque hay luces de colores en mi interior; disfruto de ese lugar dentro mío, es por esto que me molesta mucho cuando me despiertan para darme la leche, para cambiarme; me produce un rechazo, sólo quiero escuchar mi respiración, a la vez que en mi mente retumba una palabra “AMAR”, que se repite una y otra vez, pero como si jugara.
Niñez.
A los tres años, vamos con mis padres en un auto, parece un Ford antiguo, y un animalito se atraviesa en la ruta; mi padre pierde el control del vehículo y nos vamos; salimos del camino dando tumbos; todo se oscurece; veo los cuerpos de mis padres y cómo sus almas salen; también estoy afuera del cuerpo, vamos por el túnel de luz, pero una voz me dice que debo volver, que aún no es tiempo; mi madre me sonríe y me dice que en un tiempo más nos volveremos a ver. Siento un tirón, y me veo en el hospital; a mi lado hay una mujer, que parece ser mi abuela; se acerca mi tío, y siento su amor.
A los cinco años me veo jugando con unos autitos de madera, en un cuarto grande, bien decorado; ésta es la casa de mi tío, quien ahora es mi tutor ya que mis padres desencarnaron. Me cuida Dorita, una mujer muy amorosa, que me propicia los cuidados como si fuera mi madre. Con ella nos divertimos, me cuenta historias, jugamos siempre; ella me esta acompañando.
Desde los seis a los diez años me encuentro asistiendo a un colegio, (Kakán me pide que le de más detalles ¿En qué país o zona geográfica está ubicado? ¿Cómo están vestidos los niños?). Es un internado, se llama Nuestra Señora de la Piedad, está en Cartagena de Indias, Colombia. En un gran patio, juego con un amigo, su nombre es Juan, hay otros niños; estamos vestidos con pantalones cortos y chaleco color azul, con una camisa mangas cortas, blanca. Me gusta tener amigos con los cuales hacemos travesuras. Los ambientes de este edificio, son grandes; en un cuarto dormimos varios niños; hay un comedor grande, donde están los pequeños en un sector, y los más grandes en otro. Nos supervisan unas monjas, quienes nos exigen buenos modales en la mesa. Hay una monja que nos da golosinas, es muy bondadosa con nosotros. Los fines de semana me viene a buscar mi tío; en la casa me encuentro con Dorita.
A los 15 años de edad Estoy en casa postrado, debido a una enfermedad. Un profesor me asiste en mis estudios; Dorita me trata como a un niño, la quiero mucho. Me gustan los barcos, y ya en ese tiempo, tengo claro que cuando sea adulto, voy a tener un negocio relacionado con los barcos.
Un año después me encuentro en el campo junto con otros chicos, corremos, vamos al río a nadar; a uno de ellos le pasa algo, lo hace ahogarse, la corriente lo lleva, pide auxilio; cuando logramos sacarlo entre todos, ya era tarde; estaba muerto; no pudimos salvarlo. Siento que en esta venida la muerte es una constante, siento que es una lección que debo aprender.
A los 17 años de edad. Kakán me pide que vaya a mis diecisiete años; conozco a Mercedes en una fiesta; ella es amiga de una prima; yo fui con mi tío. Desde el primer momento en que la vi, supe que la amaba; bailamos y nos divertimos mucho. Ella brilla por su humor, siempre está riendo y me contagia a mí; siento que quiero estar solo con Mercedes. Como ella vive en otro lugar, nos enviamos cartas, muchas cartas; cuando le escribo sale el poeta que hay en mí; sus padres me aceptan, yo voy a visitarla a su ciudad, sólo salimos de paseo acompañados por su mamá; igual nos sentimos dichosos.
A los 20 años.
Estamos en un parque, siento que es el momento preciso, porque mi tío desencarnó, estoy a cargo de los negocios; tenemos una casa donde ir a vivir y, por eso, le pido que sea mi esposa; ella acepta; esa energía del amor nos envuelve, siento éxtasis. Nos casamos, rodeados de los familiares y amigos; en el lugar se percibe la dicha y el ánimo de festejo.
Un año después, Mercedes está embarazada, sentada en el porche de nuestro hogar, el cual es una mansión, con un gran jardín. Vengo de trabajar en las oficinas que están en el puerto, es algo relacionado con los barcos. ¡¡Está tan hermosa!! El nacimiento de nuestro hijo está cerca.
Paso a una escena donde mi amada está en trabajo de parto, quiero estar con ella pero no me dejan; no quiero soltar su mano, pero las mujeres me sacan del cuarto. Tengo un mal presentimiento, estoy muy nervioso, algo me inquieta. Sale el doctor y una mujer, él me informa que nació una niña, que Mercedes sufrió hemorragias severas que le causaron la muerte!!! Con desesperación salgo corriendo del lugar, me invadían sentimientos de todo tipo, al mismo tiempo que no aceptaba la partida, de este mundo, de mi amor, ese ser tan excepcional para mí.
No quise ver a mi hija, una niña, por un tiempo; me llenaba de trabajo para excusarme. Pero de a poco me fui acercando a ella, hasta que descubrí en ella, que tenía la misma sonrisa de Mercedes. Me conquistó; desde ese momento la ame, protegí y mimé con todo mi ser.
Tres años después.
Compartimos muchos momentos con Ana, (es el nombre de mi hija), juegos, viajes. Otra vez surgía y gozaba de ese maravilloso amor, hasta que un día mi hija enfermó; busqué muchos médicos y hospitales para sanar a Ana, no encontraron el origen de esta enfermedad desconocida para los más renombrados hombres de ciencia. Una gran impotencia se apoderaba de mí, ya que con tanto dinero no podía salvar a Ana, quien finalmente desencarna a la edad de seis años.
Al no comprender la situación, sentí enojo contra Dios quien por tercera vez, me quitaba un ser amado. Todo dejó de tener sentido para mí; mi empresa quebró, perdí la fortuna, me veo solo en el escritorio de una casa en penumbras, abro el cajón derecho del mueble y saco la pistola; nada pasa por mi mente; cuando siento el tiro, salgo del cuerpo y lo veo tirado sobre el escritorio…
En el Mundo de Luz…
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
7. Cintia Lutman: “Regresión a la vida de Carlos.”
Subconsciente, Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: JOE
19/12/2008
Vida de muchacho en Halifax.
Kakán me indica que vaya atrás en el tiempo y busque mi venida anterior a la de mujer oriental.
Me veo en un paisaje hermoso, supongo que en el Norte, quizás Canadá o Escocia, o tal vez es Nueva Escocia; soy un muchacho; sé que me llamo Thomas, y en algún momento viví en Halifax. Me sitúo entre los 8 o 10 años de edad; vivía con mis dos hermanos que eran mayores que yo; tendrían unos 16 y 18 años; ellos trabajaban y me dejaban vivir bastante libre; me parece que hasta me malcriaban un poco. Con esa edad, yo debería ayudarles más, pero no lo hacía y ellos no me exigían nada.
Todas las noches lustro los zapatos de nosotros tres. Ellos llegan de trabajar y preparan algo de comer, generalmente papas o algún guiso con papas, algo de pan y no mucho más. Son jodones mis hermanos, ríen un rato; me pegan jugando cariñosamente; nos reímos y nos acostamos; ellos se van temprano y trabajan mucho; así eran básicamente todas las noches. Nosotros no almorzamos, ellos comen a la mañana un poco de pan y a la noche el guiso.
Nuestra casa es de madera y queda alejada del pueblo; está cerca de los acantilados; es chica; solamente veo el ambiente de la cocina, con su mesa de madera y unos banquitos; comemos en una especie de cuencos de madera y hay cucharas de madera, nada más. Hay una cocina de hierro en el mismo lugar en donde comemos; y dormimos en un entrepiso los tres.
Veo que lejos de la casa, a unos 100 metros, tenemos un corral con gallinas, y también una porqueriza; tenemos unos cuantos chanchos. Para lavar, usamos un recipiente de metal grande y lavo mi camisa cada dos o tres días; el pantalón lo hago durar más; no veo jabón pero sí unas piedras con las que lavamos la ropa.
Para ir al baño, nos alejábamos un poco de la casa, cavábamos un pocito y allí hacíamos nuestras necesidades; después cubríamos el pozo con tierra. Me llamó mucho la atención que para ser hombres, la casa siempre estaba bastante limpia.
Kakán me lleva a cuando nací; no veo ni siento mucho; sé que mi madre muere unos minutos después de darme a luz; mi mamá estaba muy triste; mi padre murió cuando estaba embarazada de mí, pero yo no lo sufro. Mi tía, su hermana, se hace cargo de mis hermanos que son chicos y de mí. Ella me quiere, me trata bien y me cuida. Cuando me da leche, no me gusta, porque me duele la panza. Mis hermanos son cariñosos conmigo, a veces un poco brutos y me tironean.
Me adelanto en el tiempo y sé que vivo con mi tía; soy bebé; ella me pone en una especie de moisés portátil, para tenerme cerca donde quiera que ella vaya. Mi tía no trabaja, vive sola; debo suponer que se mantiene con la pensión de mi padre que murió, y la de su esposo, que también murió. Ella se ve tranquila; no la veo preocuparse ni ocuparse de trabajar; le gusta tejer y cocinar. En un momento la veo haciendo para mí puré de manzana, y sí me gusta; la leche nooooo, me da dolor de estómago.
Práctica del 27/12/08
15 años
Kakán me indica que vaya a mi vida de Thomas, pero a los 15 años. Me voy a esa vida, pero para mi sorpresa, ya nada es como antes. Soy más grande; mi aspecto es de un hombre; siempre llevo puesta una camisa blanca y ahora, pantalones largos con tirantes también. Mi vida es un poco más seria ahora; tengo que trabajar mucho, al igual que mis hermanos. Recorro la casa; se ve que me encargo de limpiar un poco, arreglar la porqueriza y alimentar a las gallinas. Por la mañana me levanto temprano, y tengo que ir a descargar granos; me veo descargando sacos de granos.
18 años
Me adelanto otro poco en el tiempo, tendré unos 18 años; uno de mis hermanos se fue, el del medio; y el mayor está muy enfermo en casa, me parece que tiene tuberculosis; yo lo cuidaba mientras podía y como podía, porque debía trabajar; finalmente su salud se va deteriorando y muere.
Entonces, me siento perdido y no sé qué hacer; vendo mi casa y me voy a una ciudad; allí trabajo en una fábrica de algodón; en el ambiente hay mucho polvillo; trabajan mujeres y niños también. Vivo en un cuartucho como muchas personas; somos muchos los miserables y pocos los que tienen dinero; éste era un pensamiento que se me repetía. Me siento solo y me dedico a beber; y de vez en cuando, a visitar a alguna prostituta. Y así paso el resto de mi vida, hasta que muero solo, en un cuartucho y borracho.
Mundo de Luz
Viene mi tía para guiarme cuando estoy en el túnel; voy tranquilo y ella me indica que la acompañe; me manifiesta su afecto; me abraza, y después de un rato me indica que vaya para otro lado; entro a otro lugar, y empiezo a vibrar muy intensamente; siento que vibro entero; es muy extraño y placentero a la vez; junto con la vibración, miles de lucecitas me impactan y me penetran. Viene otro Ser de Luz y me lleva a un lugar donde me muestran mi vida, y recuerdo que le pregunto al Ser de Luz ¿cómo puede ser una vida tan distinta, tan feliz al principio y tan destructiva después? No entiendo, no entiendo cómo puede ser esto así.
Él entonces me habla de los egos; me hace comprender que existen los egos, y recibo toda una enseñanza sobre este tema: lo negativo en nosotros. Entonces entendí. Igualmente me apenó ver cómo alimenté egos en esa vida. Mi Alma me hace saber que ése no era mi destino; que me equivoqué mucho eligiendo una vida así.
También me percato que estoy con muchísimas Almas más; somos miles de Almas pequeñas; se sentía que éramos todos como niños alrededor de un Alma gigantesca que nos estaba enseñando sobre los egos; nos instruía sobre los Tres Pilares y quedo asombrado porque nos está enseñando muchas cosas nuevas para mí. ¡¡¡Es Extraordinario!!!
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
8. Johanna Cabrera – Vida de muchacho en Halifax
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: JULIÁN
Vida de Indio en el Gran Cañón
15-01-2009
De la mano de Kakán voy profundo en mi subconsciente en busca de memorias de Vidas Pasadas. Empiezo a ver imágenes débiles que; poco a poco; se van haciendo más claras y nítidas.
Me rodea un paisaje árido de tierra roja; estoy parado en un risco muy alto al borde del Gran Cañón. Es de tarde y quedan algunas horas de sol. A mis espaldas hay una cueva; vuelvo mis pasos y entro en ella; es profunda y las paredes están adornadas con dibujos de animales muy parecidos a venados; también hay montañas y aves. Todo el ambiente está iluminado por una fogata frente a la cual está un hombre muy similar a mí. Ambos somos de piel bien morena; cabellos negros y enmarañados; nuestros cuerpos son delgados pero fuertes; y, aparte de algunos adornos, sólo tenemos taparrabos. Nuestras edades rondan los 35 años.
Veo a mi compañero por un momento, y me siento a su lado, de cara al fuego; él empieza a cantar y hablar muy bajito, mientras prepara algo en un pequeño cuenco de madera. A la par de todo lo que él hace surge en mí un cariño inexplicable por la tierra en la que estamos; puedo sentirla y notar que está repleta de vida. Ahora, en el silencio, tengo entre las manos el recipiente con el preparado; es una medida pequeña de un líquido muy especial; me va a permitir unirme al espíritu de las águilas y transformarme en una.
Lo bebo tranquilo sin reparar en el sabor y, casi al instante, siento cambios; me dejo llevar y, al poco tiempo, me convertí en lo que esperaba en el piso de la cueva. Por alguna razón sabía que no podía echarme a volar inmediatamente; así que esperé y después de un rato, haciéndole caso a una orden interna o tal vez a la del brujo, me lanzo al aire y elevo mi nueva forma.
Puedo ver muy lejos, a una gran distancia, y recuerdo que mi tarea es buscar una nueva tierra en la cual pueda asentarse nuestra comunidad; donde estamos escasean los alimentos y hay enfermos. Sabía que nuestra situación no era buena y que había pocas probabilidades de encontrar lo que buscábamos; pero allí arriba sentía tanta soltura y todo lucía tan encantador que olvidé mi melancolía.
Voy en dirección sur; atraído por el brillo de un río muy lejano que recorre el interior de una selva. Sobrevuelo el lugar en busca de un claro que nos sirviera; pero no encontré ninguno. Desciendo a tierra y veo que la vegetación es espesa y el ambiente húmedo; intuyo que un lugar así no nos conviene. De repente, como si mi compañero estuviera a mi lado, siento su llamado y lo veo. Es tiempo de volver y emprendo el regreso sin apuro. En este estado, mi conciencia del tiempo y del espacio, es diferente; no me preocupan.
Ya en la cueva; veo mi cuerpo dormido contra la pared y lo poseo. Mi compañero se acerca y se sienta; noto que está ansioso y lamento mucho tener que darle malas noticias; pienso que de algún modo él las esperaba. Ambos estamos de acuerdo en que el lugar no es adecuado; aún así la última decisión es del anciano de la tribu; con la poca luz que queda del día, partimos para encontrarlo. Recorrimos un trecho desértico que de a poco fue dejando paso a las plantas, hasta que llegamos a la aldea, en un espacio de tierra despejada en medio de todo el verdor.
Las casitas eran muy simples y pequeñas, construidas con ramas y hojas tejidas en las paredes y el techo. Eran pocas y se disponían a los lados de un camino que terminaba en la casa del mayor; él era nuestro guía; nos aguardaba; después de saludarlo le contamos todo en el interior de la vivienda. Pensó por un momento y decidió que lo mejor iba a ser quedarnos donde estábamos. Los cazadores irían a aquel lugar en el que estuve, a buscar alimentos, y el resto se quedaría ocupándose de las tareas diarias mientras que sólo algunos de nosotros, atenderíamos a los enfermos. Al día siguiente, obedeciendo instrucciones, ubicamos a los afectados en las casas que estaban a un sólo lado; mientras que a las otras casas, las ocupamos los sanos.
Mi compañero y yo comenzamos el tratamiento de los enfermos con una mezcla hecha por el viejo. La enfermedad afectaba la piel y se formaban lastimaduras donde días atrás sólo aparecían ronchas. Nadie estaba seguro de qué la causaba, pero era reciente; mi mente la asociaba a un insecto parecido a una chinche, negro y con un piquito mediano.
Transcurrimos los días, sobreviviendo con lo mínimo y viendo cómo el mal que nos acosaba, se contagiaba entre nosotros. Varios de los que se fueron en busca de alimentos no regresaron; y aquel lugar tan repleto de vida en su momento, era ahora un sitio abandonado. Nuestro guía, sintiéndose culpable de lo que ocurría, ya no se mostraba y permanecía todo el tiempo encerrado. Yo comencé a sentirme cansado y contraje la enfermedad, que avanzó rápido por mi cuerpo llenándolo de llagas.
Pasé el resto de mis días recostado en el suelo de una choza, con fiebre, sin fuerzas, con dolores y temblores. A la última persona que vi fue a mi amigo, que vino a despedirse una tarde antes de marcharse. Y esa misma noche, presintiendo que hasta allí llegaría, le agradecí a la Tierra por todo lo que me había dado y deseé lo mejor para los que se quedaban. Luego abandoné el cuerpo y lo miré por un tiempo mientras algo me tiraba suavemente hacia arriba.
Mundo de Luz
Me di la vuelta y me encontré con un portal de Luz cuyo brillo aumentaba a medida que me acercaba, hasta encandilarme en el momento de atravesarlo. Estaba algo confuso en este nuevo lugar y esta sensación desapareció cuando el Ser de Luz, que me esperaba, me abrazó y me dijo que soltara mi pena por lo que había ocurrido, porque la vida siempre continúa a su manera y todo lo que ocurre tiene su causa en algo.
(Continúa)…
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: GABY
Piloto en la Segunda Guerra Mundial
Hace algunos años, comenzó a manifestarse en mí un gran miedo a viajar en avión, más precisamente cuando había turbulencia y el avión se movía. Este miedo se fue intensificando cada vez que viajábamos y había mal tiempo o turbulencia. En tales casos, yo sentía pánico.
Hice regresiones con Kakán, pero, por mis bloqueos y grandes traumas, no pude ver nada, en ese momento; sólo sentía mucha angustia. Él muy pacientemente me explicó que cuando hay traumas grandes, la mente bloquea toda esa información, para protegernos a nosotros mismos de tanto sufrimiento.
Un día, estando con Kakán una librería, él me pasó un libro de regresiones y me dijo que leyera tal página exacta, comencé a leer un relato de un piloto de avión de la Segunda Guerra Mundial, cuando su avión fue atacado y derribado. Me quedé helada: Sentía que estaba leyendo el relato de mi propia vida.
Comencé a llorar, no podía evitarlo, todo se revolucionó en mi interior y todo mi Ser exclamó: ¡¡¡Eso fue exactamente lo que me pasó a mí también!!! Y a partir de ese momento, todo lo que me pasaba en los aviones empezó a cobrar sentido.
Intenté hacer regresiones con la nueva información que tenía, pero, por mis bloqueos, no pude visualizar nada aunque, esa certeza interna que ahora tenía, me hizo ir encontrando internamente más y más elementos, que me han ayudado mucho, y que están todos relacionados con ese trágico hecho de caerse mi propio avión.
Por ejemplo, si alguien me sujeta los brazos, me da una desesperación terrible y descubrí que eso es porque mi avión caía y yo no me podía zafar el cinturón especial de seguridad e iba cayendo totalmente consciente. En esta encarnación, nunca pude participar en ningún juego que subiera y bajara brusco. Me daba terror.
La Historia del por qué de mi pánico, la hallé recordando, y es la siguiente: estábamos en la 2da Guerra Mundial, yo era un muchacho inglés, de unos 20 años, y me tocó ser “artillero de popa”, en la cola de un gran bombardero. Yo iba sentado al fondo del avión, tenía mi ametralladora, y podía moverla para disparar a los aviones enemigos.
Ese día estábamos en una incursión en territorio enemigo. De repente, siento que mi avión fue alcanzado por disparos antiaéreos y el avión comienza a caer, trato de zafarme para saltar en paracaídas… y los cinturones no se podían desabrochar, por ello toda la caída del avión la viví aterrado, atrapado y totalmente consciente. Así acababa esa vida que yo, persona muy sensible, tanto amaba.
De allí, que cuando, actualmente, estamos en un avión y éste comienza a moverse, para mí significa pánico (y no hay razonamiento que sirva en ese instante) el avión se va a caer sí o sí. Le agradezco a Kakán, por su gran paciencia conmigo en esos momentos, porque hemos viajado mucho.
Tengo que reconocer que, como EL TRAUMA se activa sólo cuando estoy arriba de un avión, o en las fechas cercanas a volar, (cosa que ahora no es frecuente), no lo he trabajado nunca tan intensamente como debería haberlo hecho. Pero sé que mi alma necesita urgentemente esa sanación y ya no puedo ni debo seguir cargando con ese peso innecesariamente, ya que lo único que hace es frenar la sanación de mi alma y por ende que no pueda sanar a los demás.
Infinitas gracias muy Amado Kakán, por darnos esta maravillosa oportunidad y esta tan extraordinaria herramienta para conocernos y poder sanar nuestra Alma. Ahora mismo que estoy escribiendo lloro, y lloro, así que, si las letras aparecen mojadas y corridas, ya saben el porqué. Aunque ahora ya puedo sonreír.
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: CLAU
YUCATÁN (MÉXICO) IMPERIO MAYA. (Sacrificio Niña)
INCURSIÓN
Voy profundo… más y más profundo… más…. hasta llegar a la Vida de Yucatán, en el Imperio Maya.
La Incursión me facilita el agudizar la posición de observador en cuanto a la Consciencia. Revivo esta Venida bien distinto a lo que sentí la primera vez; en donde estaba muy comprometida emocionalmente.
NACIMIENTO
Mamita tiene una dicha inmensa y siente mucho amor hacia mí (puedo sentirlo)… soy una mujercita muy bien recibida.
Entre tanto mamá se va reponiendo del agotamiento del parto, con unos sorbos de una infusión caliente de color verde (que se la preparó una de mis hermanas por encargo de la comadrona); la comadrona me está lavando …
Veo que me mira la pierna, una y otra vez (la pierna izquierda en la parte de arriba-costado). Tengo como una marca de nacimiento, es medio alargada, de color entre amarillo y rojo… Finalmente me seca, me cubre con un lienzo y me da a mamá…
La comadrona saca de un canasto que trae, lo que parecen ser unas plumas con algún cascabel y las eleva hacia donde estamos con mami. Luego le avisa “algo” a mamá y a mis dos hermanas grandes que están allí… y se retira rápido.
Siento la tensión y angustia en mamá porque cuando me abraza, me aprieta con fuerza como si no quisiera soltarme.
Al tiempo, vuelve la comadrona, con otros….
Dos se quedan en la entrada y ella ingresa hacia donde estamos con un señor altísimo y vestido con ropas que se ven ceremoniales (tiene una túnica con tajos a los costados, de color crudo, con guardas de colores en los bordes y tiene bordado en oro, en la parte del pectoral; lo que parece ser un águila, y un sol de cada costado del águila y también unas serpientes (una en cada manguita) están enroscadas y con la cabeza hacia abajo.
También lleva un sombrero que se ve como un bonete sin puntita o como un triángulo trunco de color verde-turquesa y que en el extremo tiene plumas, un colgante con plumas también, huesitos y piedritas y tiene la cara adornada con argollas (llamó mi atención la que tiene debajo del labio inferior y las que lleva en las orejas), también lleva como un brazalete de oro. Este señor se ve como un chamán o un sacerdote…
Él me carga y me lleva hacia la parte de afuera de la casa, descorre el velo que me cubre y ve la piernita con la marca a la luz del día.
Así; me levanta hacia arriba, hacia el sol del mediodía (se podía sentir el sol arriba nuestro), susurra unas palabras y luego me vuelve a cubrir.
Entra y me entrega a mamá, me pone un nombre… (es un nombre con el sol y las flores… es imposible pronunciarlo, pareciera que el nombre sale del estómago) y le avisa que soy una niña consagrada, y que en cierto momento cósmico vendrá a buscarme… se retiran haciendo un saludo especial…
Mamá y mis dos hermanas quedan mudas… no puedo darme cuenta qué es lo que sienten, es una mezcla de alegría, de horror y de resignación…
Anochece el día en que nací, llega papá de los sembradíos…. ya le había llegado la buena nueva.
Papá me abraza, me besa la frentita, siento su calor, su amor y tiene como una admiración… asimismo… siento que atrás de esto tan lindo, hay dolor, horror y hay angustia.
PRIMEROS AÑOS
Vivimos es una aldea… estamos ubicados en una parte del terreno que se ve más baja que el otro sector que está más elevado.
La casa se ve de piedra, es como una piedra mezclada con otro material, si la miras de cerca tiene como conchillas… es como si esas rocas hubieran sido sacadas del agua.
Nuestra casa se ve bastante obscura por adentro, solo hay abertura en la entrada y en un par de rectángulos a los costados a modo de ventanas…
Si miras a lo lejos: más para abajo… hay otras casitas de la aldea que están hechas de la misma piedra y sus techos de ven de ramas, son como hojas secas re largas y grandes (mamá me dijo que antes vivíamos por allí abajo) y si miras al sector hacia arriba hay muchas construcciones de pirámides y lugares enormes… La tierra tiene como distintos niveles, digamos que veo el suelo irregular… por ello veo arriba, en donde estamos, y abajo.
Papá está en la agricultura, cultiva plantas de maíz, es rarísimo el color del maíz, no es como lo que vemos normalmente… digamos que se ven como choclos pero de color negro y también unas cañas de no sé qué… hay un lugar extenso en común en el Monte, pero papá tiene una porción de tierra cerca de nuestra casa… allí tenemos plantado también…
Mamá y mis dos hermanas, las cuales son mucho mayor que yo, hacen cosas de alfarería… hay como un horno grande que está en la parte de atrás.
Hacen cacharros preciosos… son como un barro mezclado con otro material que luego cuecen en esos hornos… mamá da las formas, junto a mis hermanas… después ellas los pintan con dos o tres plumas atadas juntas, con los dedos, y con algún vegetal cortado con formas (a modo de sellos).
Veo como arman los colores (son polvos, hecho con hierbas y algunas cosas que sacan del agua y luego, al agregarle agua, queda como un engrudo del color que queremos …). Cierta vez me dejaron armar una muñequita y mamá la coció en el horno y después la pintamos… y mamá le hizo ropita.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
11. Claudia Argibay: “Niña sacrificada en Yucatán – México.”
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: ISA
Joven mujer en la época de la Revolución Francesa
Mi Guía Kakán, hace varios años atrás, me ayuda a recordar mi segunda venida anterior (contando hacia atrás) y me veo antes de nacer. Estoy dentro del vientre de mi madre. Un círculo violáceo me rodea, este círculo latía, se abría y cerraba. Vi la cara de mi mamá: muy roja y traspirada, sudor en su rostro y mantenía los ojos cerrados; lo que más reconocí fue su boca y su nariz.
Al ir a los 10 años en esta venida anterior, lo primero que veo es un cuadro, ovalado con fondo celeste y adornos en rosa que estaban en relieve, y un ángel. Vi a una niña de espaldas, con un sombrerito, tipo familia Ingalls, blanco con broderie y un vestido celeste a cuadritos, pero solo la vi hasta la rodilla.
Vi después a una pareja sentada en un banco sin respaldo, como los que aparecen en los castillos, un parque enorme (lo conformaban varias hectáreas), al fondo árboles grandes y frondosos que formaban un bosque, la señora tenía cabellos castaños, peinado recogido y rulos, traje color salmón y sombrilla, el señor vestía traje y galera, se reían mucho, hablaban en voz baja, se miraban y se acariciaban, esos eran mis papás.
En el cuarto, antes de nacer, vi el rostro de un hombre, de ojos negros, con entradas y nariz aguileña, tenía algo de árabe, miraba fijamente a mi madre, no tenía guardapolvo; él estaba preocupado. La casa tenía puertas pintadas y trabajadas en la parte superior, y los bordes que formaban los visillos, las cortinas de la pieza, eran de color blanco, claras y las de interior tenían faldones rojos.
Luego en una ventana que creo era el dormitorio, en un atardecer, ahí si me reconocí con el rostro que tengo en esta vida actual, estaba de perfil. Terminan de bañarme, entró mi padre en camisa y tiradores, siempre alegre y sonriente, me toma en sus brazos y me tira hacia arriba, me recoge y yo era muy feliz, mamá participaba mucho menos. Mis padres eran muy jóvenes, de mi padre recuerdo su presencia de hombre feliz y extrovertido y muy buen mozo, mamá era bellísima, siempre muy elegante, estaba feliz, pero no lo demostraba como mi padre.
El castillo donde vivíamos estaba muy cerca del palacio de las Tullerías, el palacio real, donde vivían los reyes. Nosotros también vivíamos en un enorme palacio, por dentro lleno de lujos. Equivocadamente mis padres entendían que la mejor educación se daba en la casa; el día que mamá me llevó para estudiar piano, yo estaba feliz porque creía que yo iba a poder estar con varias chicas, pero al saber que no lo podría hacer, lloro y me enojo; lo que sentía era un gran dolor. Me crié muy, muy solitaria. Excepto por mi nana, mi niñera, Marie.
Yo tenía todo lo material y el cariño indiscutido de mis padres, mi madre me quería, pero era distante; difícil era hacerla reír, tenía siempre un velo de tristeza, nunca pude saber qué se lo causaba, sabía que mis padres se amaban, pero en casa no había nadie más, yo no tenía amigas, Luego ocurre que yo tenía un problema de comunicación con las chicas, cuando era más grande.
Pero de niña soñaba jugar con otras niñas, y no me dejaban.
Estoy en un colegio de señoritas, todo es espacioso, salas y lugares de estudio muy amplios, desde luego monjas, y al final del curso llegaron profesores laicos, las mujeres con ropa muy cerrada y gris y peinados austeros sin adornos. Con la única que tengo una conversación es con mi profesora de Historia, mi trato con todas las compañeras es superficial, no tengo ni una sola amiga.
Me veo jugando en la sala, llevo puesto un vestidito largo, de color celeste, tenía botitas de charol negro y un moño de raso un tono más fuerte y un ramillete de florcitas pequeñas, papá jugando me corría entre los sillones, yo escapaba y pedía auxilio a mi mamá, que siempre participaba mucho menos.
La sala era enorme llena de adornos, con guirnaldas de laureles, ángeles dorados, dos escaleras salían de la sala hacia arriba, de mármol, y tenían la baranda de madera y bronce; el primer piso tenía una baranda de madera y colgaban arañas grandes de cristal, y allí yo también jugaba con mi padre; desde la sala veo en penumbras el comedor que era espectacular, tiene cortinados rojos, todos drapeados muy grandes, la mesa es larguísima, la iluminaban tres arañas de cristal grandes. Al costado hay muebles enormes con tapas de mármol, hay grandes candelabros y pie de mármol, con jarrones y flores. Indudablemente mis padres eran muy ricos.
Un día se hace una fiesta muy grande, la casa se llena de gente, toda finamente vestida y con mucha cantidad de joyas. Papá y mamá bajan hermosísimos, mamá con vestido largo negro, con adornos blancos y una gargantilla de brillantes y en el centro esmeraldas, tenía una diadema o coronita chica que le quedaba hermosísima; yo, que aun era chica, me puse a llorar porque quería estar en la fiesta, mi padre subió y me bajó en brazos y bailó conmigo, y luego me llevó a dormir; yo me sentía una reina en sus brazos y era muy feliz.
La situación que se vivía en Francia por aquel entonces era muy difícil, se veía gente en la calle, tirada, lastimada por las torturas que recibían, algunos no se encontraban y se daban por desaparecidos, en la mente de todos se presentía muy cerca una tragedia; nadie tenía derechos.
Estoy en mis 17 o 18 años, hay graves problemas, está comenzando la Revolución; ahora no sé dónde estoy; recuerdo una discusión de mis padres, ella le pide que nos vayamos a Inglaterra, que alguien en la embajada nos puede sacar, mi padre se opone y le decía: “que tenga miedo quien trata mal a su gente, pero yo los trate bien”, mi madre levanta la voz y le dice: “tú siempre el mismo irresponsable; no piensas en nosotras”; mi padre responde; ”no digas eso, sabes que tengo lugares donde escondernos por meses y nadie nos hallara”.
Yo sabía que mi madre tenía más razón que papá. El era muy confiado. Pero, ya más grande, yo recuerdo la última fiesta; hay intranquilidad, todos están muy preocupados, me invade una desazón y tristeza, me voy al cuarto, tengo muchísima tristeza, no quiero pensar que suceda lo que todos decían, miro todo como si no lo viera .Me quiero ir ya a otro lugar ,tengo mucho miedo, más que miedo, tengo pánico.
La Revolución y la Toma de la Bastilla.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
12. Isabel López: “Joven mujer en la época de la Revolución Francesa.”
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: PATRICK
Hombre en Brasil
Con la ayuda de Kakán me voy profundo en mi Subconsciente a mi vida de Brasil, al momento de mi nacimiento; veo que me toman en brazos, mamá es una mujer morocha con mota, y me mira con mucho amor, miro hacia un lado y veo a un Señor alto negro, es mi papá, me mira con mucho afecto.
Nos adelantamos hasta llegar a los cinco años; estoy afuera de casa, estoy jugando con unos juguetes muy simples, hechos de madera, pero me siento fascinado con ellos, veo el paisaje y es desértico, las casas son muy simples y pequeñas; hay mucho polvo adentro de nuestra casa, tenía un pequeña habitación, había un comedor junto con la cocina, sólo había una pequeña mesita de madera donde comíamos.
Mi madre siempre está conmigo, siempre me sonreía, era muy amorosa conmigo. Mi padre por otro lado, tenía que trabajar todo el día, siento que casi no lo veo. Avanzo en el tiempo, hasta los quince años de edad, me veo mucho más alto, idéntico a mi padre en apariencia, con unos tremendos labios.
Una de las maneras en las cuales me divertía mucho, era jugando futbol con unos chicos de mi edad; veo que estoy con una chica, que la encuentro muy linda, me siento muy enamorado de ella, pasábamos mucho tiempo juntos, paseando, jugando y riendo. Avanzamos hasta los 25 años, veo que mi novia está embarazada, por lo cual decidimos casarnos y vivir juntos; al lugar donde vamos a vivir es mucho más pequeño que la casa anterior. Trabajo en el comercio donde trabaja mi padre, trabajo todo el día, llego muy tarde a casa, casi no estoy con mi hija y esposa.
Pasa el tiempo y veo muy poco a mi hija, es una pequeña muy linda igual a su madre, muy sonriente y cuando llego a casa después de trabajar quiere jugar conmigo, a lo que yo le digo otro día, porque estoy muy cansado. A mi esposa ya no le demuestro el mismo amor de antes, ya no sentía lo mismo por ella, mi vida se volvió muy rutinaria dejando ya de expresar el amor que sentía. Me adelanto hasta el momento de desencarnar, me veo en una cama con mucha fiebre, un tono amarillo, tengo alrededor de 58 años, siento cómo se me va la vida, me acuerdo de lo poco amoroso que fui en mi familia, me sentía muy mal, y sabía que ya me iba; ya no siento fuerza y desencarno.
Mundo de Luz.
Siento que me desprendo y veo que estoy en otro lugar, inmediatamente mi alma se llenó de paz, al ver todo luminoso y silencioso. Soy recibido por el mismo Ser de luz que me recibió anteriormente, me recibió con una gran sonrisa y el humor de siempre, lo que noto ahora es que tiene más aspecto humano que la vez anterior y está mucho más grande que antes, ¡qué diminuto me sentía a su lado!, siento que me lleva hacia otro lugar, me lleva a un lugar donde hay muchas pantallas y en cada una ellas se ven imágenes de mi vida anterior; veo la pérdida de tiempo, mi desamor hacia mi familia y me siento muy triste de ver eso, siento que pude haber hecho mucho más y no lo hice, el Ser de luz me pone la mano en la espalda y me da mucho de su amor y bondad; siento un gran alivio y siento mi alma más grande y luminosa, siento un amor tan intenso que me quema el pecho , y telepáticamente me dice que así debo amar con esa misma intensidad a los demás. Luego de un rato me lleva hacia un costado, donde me muestra un mapa del mundo y siento mucha dicha, porque veo que este maestro me va a dar una bendición de encarnar en un lugar donde voy a crecer espiritualmente mucho, y me siento atraído por la India. Antes de encarnar siento ya cosas muy extrañas, veo la imagen de Shiva y sentimientos muy lindos, me siento muy feliz y siento los jalones y me siento atraído a mucha velocidad a un cuerpito de un bebito; siento muy fresquito el recuerdo del mundo de luz, toda esa paz y magia.
Kakán me dice que hasta ahí vamos a llegar, que en otra ocasión vamos a volver a esa vida.
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
13. Patrick Andre Castro Lazo: “Hombre brasilero.”
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: ROBER
Aprendiz de chamán
Mi vida transcurre exclusivamente incorporando sus enseñanzas, me guía permanentemente, pasamos todo el tiempo juntos, siempre tiene algo nuevo para aleccionarme.
Un día me dice que sus tiempos se acaban, que mi última lección es aprender a viajar por otros lugares, que confíe y me hace beber una pócima preparado por Él, veo que también bebe.
Me mareo inmediatamente, entro en un estado de ensueño, mi maestro chamán me toma de la mano y siento que estoy por los aires, juntos como aves volamos recorriendo otras tierras.
Mientras nos deslizamos por los aires, me señala que estos viajes sirven para conocer nuevos lugares de cacería, como así también, detectar la presencia de peligros de ataque de tribus enemigas, animales salvajes, o en la necesidad de buscar plantas medicinales o descubrir lagos, riachuelos, arroyos donde beber, etc., me place y maravilla volar.
Luego de recorrer mucha distancia, regresamos al mismo lugar de partida, en el propio interior de la toldería, como si nunca hubiese ocurrido tal experiencia; no fue físico el viaje, sino astral, retornando a mi estado original de consciencia.
Ahora era yo, me decía, quien continuaba con la responsabilidad de cuidar a la tribu, ya no había más nada que él sepa que no me la haya dicho y se despide inexpresivamente, alejándose hacia la selva.
Ya nunca más lo vuelvo a ver, haciéndome cargo de la sanación y protección de la tribu.
La ausencia de mi maestro chamán fue muy difícil de sobrellevar, lo amaba intensamente, mucho tiempo compartido y ahora lo extrañaba, me sentía triste por su partida.
La tribu me respetaba, seguían mis indicaciones, y hasta el propio cacique pedía mi opinión sobre algunas cosas y mi vida transcurre en sanar, ayudar y cuidar, sin establecer ninguna relación afectiva personal.
Ya de anciano, con tranquilidad y paz espero la muerte próxima a llegar, habiendo cumplido mi misión de protección asignada.
Mundo de Luz
Vuelve a recibirme el mismo Ser de mi pasaje anterior al Mundo de Luz, y me felicita por haber superado los miedos de la muerte física, que he avanzado por eso y por haber ayudado, protegido y cuidado a la gente de la tribu.
Me da a entender, que el error fue no haber sido más expresivo, estuve siempre solo, aislado, no me integré, no me había unificado, ni compartido con los demás otras actividades, y también me hace ver la tristeza que me invadió cuando se despidió mi maestro chamán, el apego no correspondía, esclaviza el Alma y esos son los planes próximos a cumplimentar en la encarnación venidera.
Mi guía en la regresión, me dice que es suficiente por ahora, retornando a mi vida actual.
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace:
Subconsciente; Mundo de Luz y Memoria de Vidas Pasadas: ROSI
VIDA DE HIJA DE LEÑADOR EN LA EDAD MEDIA
Estoy en el Mundo de Luz, momentos antes de encarnar de nuevo.
Me encuentro al borde de un precipicio desde el que veo al fondo un bosque frondoso, al que tengo que bajar.
Voy bajando flotando como una pluma, hasta llegar abajo.
Es un bosque de árboles muy grandes y un poco oscuro, porque las copas de los árboles no dejan pasar bien la luz del sol.
Llego a una casita muy humilde con el techo de paja, que está en el bosque.
Mi madre está dando a luz sola.
Hay una pequeña chimenea dentro, la casita es muy pequeña de una sola habitación.
Nazco y mi madre me lava con agua templada y me envuelve en un paño y me tumba en la cama y se tumba en la cama conmigo y me da calor, es una cama muy sencilla de paja.
Al cabo de un rato llega un hombre con aspecto rudo, con un hacha en la mano y se acerca a mi madre. Mira a la niña, me mira a mí y le da un beso a mi madre. Creo que es mi padre y parece leñador.
Pone una olla en el fuego con vegetales para hacer caldo.
Nos adelantamos en el tiempo.
Estoy jugando en el bosque, no hay más casas, estamos solos.
Mi casa es muy pequeñita, está debajo de un árbol muy grande.
Mi padre trabaja en el bosque. Somos muy pobres y no tengo zapatos, voy con un vestido muy sencillo. Pero somos felices, nos queremos y no nos falta de nada. Mi madre conoce bien el bosque y conoce muchas plantas comestibles. Mi padre también caza.
Mi padre corta leña para otros, siempre tenemos leña en casa.
Nos volvemos a adelantar unos años.
Voy con mi madre por el bosque y me está enseñando a reconocer plantas y raíces que recolectamos.
En casa las almacenamos. Unas son para comer y otras son para curar. Algunas las deja secar. Ella conoce muy bien todas las plantas y me enseña a reconocer cada planta y sus propiedades.
Hay un acontecimiento importante. Una Feria y vamos a ir.
Mi madre quiere vender cosas que hace con las plantas. Nos ponemos en camino.
Yo estoy muy contenta, nunca había estado en una feria ni había visto gente.
Andamos mucho y llegamos a las puertas de la ciudad y tenemos que pasar por un puente, mi padre tiene que pagar para que pasemos.
Estoy asombrada, nunca había visto casas así de piedra, ni tanta gente, me gusta pero voy pegada a mi madre, porque me da un poco de miedo. El suelo también es de piedra y hay mucha gente y carros con caballos…
Llegamos a una plaza. Allí todo el mundo está vendiendo cosas.
Estamos al lado de un puesto que vende cuencos de madera.
Hay un castillo, en realidad estamos dentro del castillo, dentro de las murallas del castillo están las casas. Todo está amurallado.
Se ven pendones de color rojo y amarillo de dos picos y hay un león de pie con una corona, en un triángulo blanco o algo así.
Mi madre está montando un puesto con maderas, está poniendo potes de barro con cosas para vender, ungüentos para las heridas, para los sabañones y también vende hierbas, para los dolores y para el estómago. Yo estoy pendiente de todo lo que hay por allí, veo a otros niños correr por la plaza.
Huele bien, hay cosas para comer, roscos hechos con una masa frita.
Ahora viene una señora con un vestido azul claro de terciopelo, muy bonito con bordados dorados por delante y en las mangas, lleva un sombrero que es como un casco azul clarito con velos. Ella no va andando, va subida en una especie de silla que la llevan dos criados delante y dos detrás, vestidos de terciopelo granate y todos la miran al pasar y se inclinan y agachan la cabeza para saludar.
Va otra mujer con ella, andando al lado, se paran delante de un puesto de telas, la otra mujer escoge una y dice que se la envíen a casa y se marchan.
Vamos un poquito más adelante en el tiempo.
Ya soy más mayor y le ayudo a mi madre en todo.
Me gusta mucho estar en el bosque, me siento muy a gusto allí, me gusta estar con mis plantas y también me gusta mucho lo que hago.
Nuestra vida es muy sencilla y vivimos con mucha paz y amor entre nosotros.
Otro salto en el tiempo.
Hay un chico joven que ayuda a mi padre y a veces viene a casa a comer.
Me gusta, creo que yo le gusto también.
A veces nos encontramos en el bosque, sin que lo sepan mis padres.
Me gusta mucho estar con él.
Viene un día a casa y quiere hablar con mi padre, para pedirle que le deje casarse conmigo.
(Continúa)…
Todos los relatos de esta serie tienen copyright, estando registrados bajo el número de ISBN: 978-987-05-5113-3
Para leer el relato completo puedes descargarlo del siguiente enlace: